ADVERTENCIA: La información que aquí aparece distinta a la propia de la defensa personal, puede cambiar la concepción que tienes sobre asuntos de verdadera importancia. Si no deseas esto, elige la pastilla azul y fin de la historia. "Bienvenidos al mundo de lo real" (Morfeo. The Matrix)

La mejor ARMA: TU VOZ

¿Y qué tiene que ver la voz con la defensa personal? -pensarás.
Bien; sigue leyendo porque estás a punto de descubrir una de las técnicas más importantes y efectivas para tu mejor defensa...

Anoche estuve allí; en la Plaza de Tirso de Molina en Madrid, en el Teatro Nuevo Apolo...disfrutando del espectáculo de Michael Jackson, 'FOREVER KING OF POP': fascinante, sin palabras...gracias a todos los que lo habéis hecho posible.

Y caminando por esa castiza plaza, recordé con melancolía aquel episodio en el que empecé a 'mojarme' en esto de no mirar hacia otro lado cuando alguien necesita ayuda en la calle. Anoche, volví a vivir lo que pasó en ese lugar tan especial de mi ciudad... hace ya bastantes años...

En este blog hay ya más de 140 entradas, y en muy pocas he reflejado mis experiencias personales en este peculiar campo de la defensa personal, y son unas cuantas, créeme. Iré haciéndolo...y para muestra, un botón:

Aquél día en cuestión, me entretenía observando a las personas que subían y bajaban por la escalera de esa parada de metro mientras esperaba a una persona: a la que por aquel entonces fue mi novia; mi primera novia...ambos estudiábamos Turismo en el que fue uno de los palacios de los duques de Alba, muy cerca de ahí.

La boca de aquel invento se 'tragaba y escupía' personas continuamente, como si de una máquina expendedora se tratase. Me encontraba algo retirado. Tenía dieciocho años, pero mi aspecto físico era el de un adolescente de apenas trece primaveras (la genética de mi familia es espectacular ;-).

Una entrañable pareja de ancianas, encorvadas ya por la edad, de luto riguroso con sendos bolsos negros colgando de sus brazos...se ayudaban la una a la otra, apoyándose una de ellas en la barandilla, a subir la interminable escalera hasta la calle, peldaño a peldaño.
Recuerdo cómo mentalmente las empujaba con toda mi energía; como si ésta les fuese a ayudar de algún modo a terminar con ese interminable suplicio.  Era mi buena obra del día, ¡qué decepción de persona!: la mía; de no molestarme en ir hasta ahí para ayudarlas; creí que se habrían molestado de alguna manera.

Cada peldaño que subían era todo un acontecimiento para ellas... y para los que pudiesen estar mirando. Cada poco debían descansar para proseguir con su 'misión'.

Un hombre se acercó apresurado para ayudarlas, y pensé: ¡Qué bien; todavía existe gente con corazón, que hace algo más de lo que yo estaba haciendo!. ¡Ojalá nunca desaparezcan!...¡Ojalá yo fuese como él...! Me prometí a mí mismo que la próxima vez, no me iba a limitar a ayudar con mi pensamiento, si no también con mi cuerpo.

Me quedé observando cómo esta bondadosa persona se apresuró a ir a su encuentro, como el peor de los castigos a mi indiferencia, por no haber recorrido unos escasos metros para hacer lo que él estaba haciendo. 
Con algo de extrañeza, observé cómo este se colocó para ayudarlas; no a su lado, si no enfrente de ellas, impidiéndoles seguir avanzando.

Miré a los alrededores y lo vi rápido: era el cabecilla de un grupo de delincuentes que habían hecho de esta plaza su territorio; el más chulo del grupo de los dueños de todo aquello (por aquel entonces, ésta era una plaza bastante más degradada de como la conocemos hoy).

Y lo que estaba pasando no era otra cosa, que las estaba intimidando, asustando...atracando silenciosamente, ahí, delante de todo el mundo, pero sin que se notase en absoluto; sin levantar sospechas...¡se me heló la sangre!

Sabía que yo no podía hacer nada; era apenas un adolescente, sin un cuerpo ni fuerza que me respaldase, y sin las narices que hay que tener para esas cosas. Giré la cabeza impotente, a un lado y a otro buscando alguna figura de autoridad a la que pedir ayuda (jaja, me río de la autoridad cuando es necesaria; ahora, cuando no lo es, ya verás como están ahí para tocarte las pelotas un poco...); pero allí no había ninguna, mas que la que aquellos tipos parecían estar acostumbrados a imponer al resto.

Me dije a mi mismo: -"Si no vuelves a mirar, no va a pasar nada; será otro atraco más en esta ciudad y ya está; además, nadie se ha dado cuenta; mira hacia otro lado y en breve todo habrá pasado" (nuestro amigo tenía algo así como el doble de edad que yo, y una vestimenta, que ni en una del oeste...)

"¡¡¡-Tienes que hacer algo!!!, me dijo el Grillo - si, si...el de Pinocho. Yo estaba clavado al suelo y no podía ni respirar.

"-ESCUCHA: ¡¡¡ HAZ ALGO PRONTO, Y HAZLO YA !!!"

Y yo, que sabía que no tenía ni los 'huesos' ni los músculos lo suficientemente desarrollados como para imponer siquiera a una mosca, y que podía pasar fácilmente por uno de los protagonistas de 'Los Niños del Coro'...no me lo pensé dos veces y me puse a caminar hacia el escenario del atraco.
A cada paso que daba, me comenzaba a temblar una parte nueva del cuerpo.
Recuerdo la sensación de caminar hacia ese sitio, sin la verdadera intención de llegar nunca al destino,
porque veía cada vez más cerca la hora de recibir mi primera paliza en la calle, o seguramente más.

- "¡¡¡ APRIETA EL PASO; NO LLEGAS !!!"
- "¡¡¡CÁLLATE GRILLO, que no me dejas pensar... !!!"

Iba caminando muy rápido; no corría para no llamar la atención de nuestro amigo. Y mientras me acercaba, mi pensamiento iba improvisando a toda prisa, las posibles actuaciones:

Primero pensé en ponerme al lado de las señoras, no sé, como si de un acto solidario se tratase: "Si las atracas a ellas, me vas a tener que atracar a mi también". Vamos, que se iba a poner las botas.

En las siguientes zancadas se me ocurrió la que creí mi mejor jugada; la había visto en alguna película: con dos bien puestos, iba a negociar con el atracador un intercambio de rehenes: yo, por ellas; yo le daba el dinero que tenía y él las dejaba marchar. ¡Pero que retrasado eres!.

 Estaba a punto de llegar a destino para recibir mi premio, por meterme donde no me habían llamado.

La última zancada me metió dentro del campo de visión del amigo; de su campo de visión...y de su zona de 'reparto'. Me coloqué al lado de ellas... frente a él....

¡¡¡JOODEERRR!!! La sangre, que ya se me había licuado con el esfuerzo y el estrés de la caminata, se me volvió a congelar de nuevo de golpe. ¡¡¡Qué cara tenía el tipo ese!!! Era como el malo de la película 'Ghost' ¿te acuerdas? ese que apuñala y mata al principio al protagonista...
Si la cara es el espejo del alma...este tipo, directamente no la tenía. No la tenía, y me la iba a arrancar a mi, por subir a su escenario a fastidiar su función.

Las dos únicas muecas que este personaje de las peores pesadillas de cualquiera realizó, fueron: una, de asombro; no se creía que un niño, que apenas tenía dos mandobles, estuviese ahí, interrumpiendo al dueño y señor de todo aquello en el preciso momento de la recaudación de impuestos. Y la segunda de: "majete...te voy a rajar de arriba a abajo".

Como se me congeló la sangre, también se me congeló el cerebro, y por lo tanto, mi capacidad de pensar, mis intenciones y mis atributos de adolescente.

Y ahí estaba yo: el débil dando la cara por el más débil.

Con todo congelado todavía -hasta la respiración-, olvidé mis intenciones del camino y decidí hacer conmigo lo que hacia por las mañanas con el café: meterme en el microondas y darle al botón de máxima potencia (a día de hoy, no tengo microondas; es bastante malo para la salud).
Recuerdo que lo primero que se me descongeló fue el brazo derecho...

Lo levanté rápido extendido a la altura de mi pecho, abriendo la palma de la mano ligeramente inclinada hacia delante, enseñando mis todavía tiesos cinco dedos bien separados, vamos, como Neo en Matrix parando las famosas balas (pasarían diez años para que se estrenase la película)...

(Menos mal que no estaba sólo ante el peligro...¿ya no te acuerdas...?)

- "¡¡¿Y ahora qué, Grillo ? ¿¿¿qué hago AHORA...???!"

- "¡¡¡ DI ALGO, HOMBRE; ALGO; LO QUE SE TE OCURRA...!!! ...

 ¡¡¡YA SÉ!!!:

¡¿TE ACUERDAS COMO LE PARÓ LOS PIES TU PADRE, EN EL PASEO MARÍTIMO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, AQUELLA SOLITARIA NOCHE... A AQUEL BORRACHO VESTIDO DE CAPITÁN DE BARCO, CUANDO ERAS PEQUEÑO Y SE ACERCÓ A TU MADRE CON GANAS DE MOLESTARLA...???! ¿¿¿TE ACUERDAS LO QUE LE DIJO???..... 

      ¡¡ P U E S    D I L O !!

Y así, con la única compañía de mi brazo, y poniendo una voz del hombre que todavía no era...solté de golpe aquellas dos palabras mágicas que el héroe de mi padre dijo (gritó) aquella noche:

- " ¡¡¡ VALE... YA !!! "


Nuestro malote, no creyendo todavía cómo el pequeño saltamontes le estaba dando una orden con tanta contundencia...y debiendo ver que, dentro de la inconsciencia típica de adolescente pudiera ser capaz de todo si se le ocurría seguir con lo que estaba haciendo...

...Se excusó; ¡¡el matón de barrio...SE EXCUSÓ!! Me dijo, cual alumno al que pilla el profesor tirando una tiza en clase: "-¡Si no las estoy haciendo nada...!"

Sin dejarle terminar su excusa de mierda-persona, volví a repetir mis palabras apuntándole con el dedo índice como ET señalaba su planeta, esta vez sí, con una voz de ultratumba que me asustó hasta a mi mismo, y una mirada de FURIA capaz ahora de TODO (y cuando digo de todo...me refiero a todo):

- " ¡¡¡  H E - D I C H O - Q U E - V A L E - Y A !!! "


Yo, de verdad, no me creía lo que estaba sucediendo conmigo mismo; una especie de transformación, una mutación en mi cadena de ADN.

Metió su rabo entre las piernas, e incrédulo por lo que acababa de pasar, se apartó dirigiéndose de nuevo a su manada de monos, asombrados colegas drogadictos, que sin parar de ver la acción que acababan de presenciar, no se podían creer, que el macho-alfa al que todos veneraban, había dejado de serlo en favor del nuevo sheriff del barrio.

Recuerdo la escena como la de un 'predicador'. Y aunque todavía me latía el corazón como si fuera a reventar, he de reconocer que aquello me gustó; me enganchó de alguna forma: la justicia; esa que solo vas a ver en las películas de superhéroes, no en un tribunal corrompido como los que tenemos. El bien...contra el mal; vamos, lo de siempre...

Desde aquél día, y vistas mis evidentes carencias, decidí adelantarme a mi normal desarrollo físico que estaba por llegar, y preparar mi cuerpo, pero sobretodo, mi mente, lo mejor posible, para las que seguro iban a ser las próximas aventuras de KICK-ASS (hace poco he visto la película; si no la has visto y quieres saber de lo que estoy hablando...te animo a que lo hagas).

Hoy ya tengo todo más o menos a punto -más o menos - para salir airoso de más episodios de esta película que parece no querer acabar nunca.
Ya no predico; no trato de hacerle ver al malo que no está bien lo que hace y debería dejar de hacerlo; por tratarlo en una ocasión ...¡recibí un puñetazo en la boca!... que realmente no me hizo daño...más que en la moral; y me 'dolió' bastante; ver como hay personas que no quieren arreglar nada y sólo buscan la violencia y el abuso contra otros, intentando hacer daño sin más, como vía de escape a su frustrada vida.

Me hizo el suficiente daño, como para que en adelante ya no me molestase en preguntar qué es lo que iban a tomar los 'señores'.  Desde entonces me dedico al reparto a domicilio...de comida rápida; muy rápida; cuanto más rápida...mejor;  porque si no, se enfría, y los clientes se enfadan y devuelven el pedido.

Todo esto que has leído no es parte de ninguna historia de ficción; es un pequeño episodio de mi vida en lo que se refiere a la defensa personal. No es el mejor, es sólo uno especial que pasó... un día soleado... en aquella plaza de Tirso de Molina.

Lo aprendí aquel día:

la VOZ es un arma muy eficaz, un 'interruptor' que no sólo va a 'desconectar', a frenar momentáneamente la acción del atacante, si no que le va a intimidar.  Y en lo que a ti respecta,  va a 'encender', a activar tu furia interior, desencadenando una serie de reacciones neuroquímicas y sus consecuentes físicas, para las que tu cuerpo está naturalmente programado en caso de cualquier emergencia que ponga en peligro tu vida o la de los tuyos, 'inyectando' en tu torrente sanguíneo, un cóctel de hormonas que se fabrican cuando el cerebro entiende que tu vida está en peligro: adrenalina, dopamina, serotonina y otras 'inas' que te van a convertir en la bestia que todos llevamos dentro (no te asustes; que ya lo va a hacer él), y en estos casos va a ser tu mejor aliado.
Además, tu voz va a poner en alerta a las personas que, estando más cerca o más lejos, te van a poder ayudar. Así que, grita, insulta y si esto no es suficiente: corre...o sacude a tu agresor.
 Y si no sabes hacer alguna de la dos cosas...aprende.

¡Ojo!, aquí estoy trivializando un poco y contando un hecho que se quedó en anécdota, pero todo esto...es peligroso, hay que entender la natural cobardía de las personas en estas situaciones, que no obedece a otra cosa que al más básico de sus instintos: el de supervivencia y preservación de su propio 'yo', frente al riesgo de la posible pérdida de vida o integridad de otro humano.

Te dejo con unas imágenes que grabó alguien del espectáculo. Estaba prohibido hacerlo así que no podía ver por la cámara lo que estaba grabando y por eso las imágenes no son de buena calidad. ¡Qué bien lo pasamos!

¿Y si ahora te digo que Michael Jackson no está muerto...y que todo ha sido un espectacular montaje que todavía sigue? ¿que el supuesto médico que se dice le trataba, no es más que otro actor en esta estupenda película (de hecho, es actor en su vida real)...?

Investiga, investiga...pero sobretodo...

¡Cuidate!