Esto comenzó siendo un lugar con las mejores técnicas de defensa...hasta que un día encontré información que me hizo ver el engaño de esta Matrix donde vivimos. El lavado de cerebro comienza en el COLEGIO; la TELEVISIÓN continúa ese trabajo, y las PELÍCULAS y DOCUMENTALES, en manos de los urdidores de este gran engaño, manipulan la realidad para que lo que vayas a descubrir aquí, directamente LO RECHACES (Investiga el 'Primado Negativo')
ADVERTENCIA: La información que aquí aparece distinta a la propia de la defensa personal, puede cambiar la concepción que tienes sobre asuntos de verdadera importancia. Si no deseas esto, elige la pastilla azul y fin de la historia. "Bienvenidos al mundo de lo real" (Morfeo. The Matrix)
Cómo TE LAVAN EL CEREBRO con inocentes PELÍCULAS de DIBUJOS ANIMADOS (PRIMADO NEGATIVO)
Sí; sé que lo que vas a ver y escuchar a continuación...te va a sonar a chino. Investiga por tu cuenta. ¡DESPIERTA!
Cuando ME ATRACARON EN UN TREN...¡Uffff!
Hace tiempo, mientras estaba leyendo, me atracaron en un vagón de tren dos indeseables con tantas tachuelas y cadenas colgando como para montar una ferretería y no pedir género en un tiempo. Por aquel entonces, ya disponía de conocimientos de karate como para haberles hecho meditar sobre sus vidas en la cama de algun hospital, pero no; mi respuesta no tuvo nada que ver con Karate Kid precisamente. ¿Por qué? por la sencilla razón de que en las clases, NO PRACTICAS las técnicas HACIENDO DAÑO a tu OPONENTE, sino todo lo contrario: con mucho respeto y con mucho cuidado de no lesionarle (básicamente porque se le acabaría el negocio a la escuela)... y por lo tanto, inconscientemente aprendes a ejecutarlas de una forma 'impropia' y nada real .
Y eso es lo que me 'salió' del alma en aquel momento cuando quise defenderme de aquella agresión: mucho CUIDADO y sobretodo: RESPETO, contra quienes me estaban amenazando; vaya jugada. Yo sabía que algo no estaba funcionando en mi, pero ¡¡no podía hacer nada para evitarlo!!
Volviendo al atraco... Estos especímenes, bastante mayores que yo, entraron en el vagón en el que me encontraba. Después de realizar el escandaloso numerito de 'montar' salvajemente a caballo sobre los respaldos de dos de los asientos, pegando todo tipo de gritos, amedrentando al poco personal presente (menudos y de origen chino) que pareció querer introducirse en lo más profundo de la gomaespuma enfundada de sus asientos, y cuando lo consideraron oportuno, se bajaron de sus montas y al pasar por delante de mi al dirigirse al vestíbulo, uno le dijo al otro algo al oído (enseguida me di cuenta de la posible jugada, pero no llegué a creerla realmente; era de noche; era el último tren). De repente, salieron de ese vestíbulo, entraron en mi zona y se sentaron, uno en frente de mi, y otro a mi lado, impidiéndome la salida.
Y eso es lo que me 'salió' del alma en aquel momento cuando quise defenderme de aquella agresión: mucho CUIDADO y sobretodo: RESPETO, contra quienes me estaban amenazando; vaya jugada. Yo sabía que algo no estaba funcionando en mi, pero ¡¡no podía hacer nada para evitarlo!!
Volviendo al atraco... Estos especímenes, bastante mayores que yo, entraron en el vagón en el que me encontraba. Después de realizar el escandaloso numerito de 'montar' salvajemente a caballo sobre los respaldos de dos de los asientos, pegando todo tipo de gritos, amedrentando al poco personal presente (menudos y de origen chino) que pareció querer introducirse en lo más profundo de la gomaespuma enfundada de sus asientos, y cuando lo consideraron oportuno, se bajaron de sus montas y al pasar por delante de mi al dirigirse al vestíbulo, uno le dijo al otro algo al oído (enseguida me di cuenta de la posible jugada, pero no llegué a creerla realmente; era de noche; era el último tren). De repente, salieron de ese vestíbulo, entraron en mi zona y se sentaron, uno en frente de mi, y otro a mi lado, impidiéndome la salida.
El que estaba enfrente pronunció las palabras mágicas: "Dame todo el dinero que tengas". Yo, que no quería creer que lo que me estaba pasando era real...decidí, con bastante sangre fría y sin siquiera mirarles, seguir leyendo, obviando su presencia. Ante mi nula atención a su exigencia, el lastimado ego de este elemento le hizo repetirme esa su mejor frase algo más alterado si cabe..." Te he dicho que me des todo el dinero que tengas"
Fue en ese momento, y desde mi calma elegida (atenta a esto: siempre desde la calma mental), cuando finalmente decidí salir de la historia que estaba leyendo, para tomar cartas en la real que me estaba sucediendo.
Ante su maleducada insistencia, pensé que había llegado el momento de poner en práctica mis 'letales' conocimientos marciales con ellos. No intenté entablar una conversación con estos amables y mal vestidos desconocidos para hacerles desistir de su intención. Mi reacción fue algo diferente; y fue rápida; muy rápida... y sorpresiva; muy sorpresiva; incluso, créeme, para mi.
Pasé en décimas de segundo, de la más absoluta tranquilidad, como si estuviese leyendo en el salón de mi casa, y como ya he dicho sin mirarle a los ojos, a agarrar su cuello con una sola mano y con toda mi fuerza (que como ya sabes, en esos casos es muy superior, debido al chute de adrenalina y demás hormonas que fabrica nuestro cerebro en una situación de peligro y riesgo para nuestra vida), ahora sí, apretando mi mandíbula, y taladrándole los ojos con los míos.
Debí apretar tanto su garganta, mientras le clavaba las uñas en su parte más posterior a la que podían llegar mis largos dedos... que además de quedarse sin palabras (de la emoción, supongo), el tono de la piel de su cara se fue poniendo azul; de verdad, no es una exageración: azulado-morado...y a medida que nos iba levantando a mi y a él del asiento, le dije sin soltarle, con sobrada furia y los dientes apretados:
-"¡¡¡ ¿PERO TÚ QUIEN TE HAS CREÍDO QUE ERES, DESGRACIADO?!!! "
Yo realmente no me dedico profesionalmente a ser víctima de atracos, y menos aún a responder a los agresores con alguna frase sacada de alguna película, así que, no tenía establecido un protocolo para tales casos, y no sabía muy bien qué hacer. Esperaba que fluyese alguna técnica de defensa personal, tantas veces practicada en las clases...¡pero no! Después de incorporarme e incorporarle (íbamos junto en esto) y sin soltarle el cuello ....¿¿¿Qué crees que es lo que hice???.¿¿¿Cuál fue el 'golpe secreto del 'samurái' que sólo a los alumnos más avanzados les es desvelado, no sin antes haber demostrado su tesón y disciplina diaria y bla bla bla, bla bla bla ...??? Pues, sin soltarle del cuello con la mano izquierda, y una vez estábamos de pie, le empecé a PROPINAR con toda mi fuerza, tal serie de bofetadas con la derecha, de un lado al otro, que me duele la mano sólo de recordarlo, Y QUE POR NO SABER QUÉ HACER A CONTINUACIÓN, para no darles tiempo a que reaccionasen, mientras iba pensando en qué hacer después, no se me ocurrió otra cosa que SEGUIR repitiendo la secuencia UNA Y OTRA VEZ (ésta era: bofetada y revés de vuelta, y vuelta a empezar) ... y antes de que el cabrón este recuperase el aliento, me volví rápidamente hacia el ferretero que se había sentado a mi lado, y... le endosé la misma secuencia de fotogramas que había dado resultado con su 'jefe'. Luego, como seguía sin ocurrírseme nada más que hacer...volví a ocuparme del primero antes de que se recuperase del atontamiento. Y bueno, ahí les ves, gracias a mi duda de qué hacer después, a los mafiosos del tren de cercanías...en el suelo...KO's (Knocked out)...o lo que es lo mismo: f u n c i o n ó; no de la manera que hubiese imaginado... pero funcionó, que es de lo qué se trata en cualquier acción de defensa personal.
En otras palabras, que todos los conocimientos marciales técnicos que había adquirido durante años... no salieron a escena, y se quedaron en la trastienda ... no sé por qué; por no hacerles daño, por los nervios, por falta de tiempo para pensar en la técnica adecuada, puede que porque estaba sentado, o por muchos otros motivos. Y eso me dio que pensar. Menos mal que bastó con una ración y media de tortas 'de la casa' para dar de comer al hambriento, que como soy católico, es algo que intento cumplir a rajatabla siempre que se presenta la ocasión.
Así que... ¿Por qué no una o varias bofetadas bien dadas, como un arma más a tener en cuenta en nuestro particular arsenal de defensa personal? Ya lo sabes...
Y por favor: no tengas miedo a hacerle daño alguno a tu agresor (yo al principio lo tenía y no quería lastimarlos en forma alguna) ...porque él: YA TE LO ESTÁ HACIENDO, Y SI NO REACCIONAS ... el daño que puedes recibir de él/ellos será siempre mayor que el que puedas producir al repeler su agresión.
...
(En el momento de la redacción de esta entrada del blog, tenía 18 años y un aspecto real de 13 (la genética en mi familia es espectacular)... y no conocía el por qué no pude recordar ninguna técnica aprendida. Es un 'programa' de nuestro cerebro que he explicado en la barra lateral en mi mensaje de bienvenida y que aparece descrito también en otra entrada).
La rapidez, los reflejos y sobre todo, la claridad y agilidad mental...son más importantes que el método concreto de defensa que vayas a emplear. El estar alerta, suele ser muchas veces suficiente (quédate, por favor, con esto, también). Suficiente para sorprender al que te quiere sorprender, precisamente porque cree que tú no estás pensando en nada de eso...y acaba siendo él, el 'invitado' de honor...a la fiesta sorpresa que, amablemente, te había preparado.
Estos dos delincuentes, pringados, nunca pensaron que una persona de bien, un adolescente con cara de niño bueno...iba a reaccionar así. Ni ellos lo pensaron...ni, créeme, yo tampoco.
(Esto que vas a leer a continuación, lo escribo mucho tiempo después; muchos años después; hasta ahora no había querido contar toda la experiencia, para animarte a enfrentarte en una situación desfavorable, antes que rendirte, como suele pasar, por miedo. Pero quiero continuar hoy con lo que pasó después, porque creo que es más importante que lo que acabas de leer.
(En el momento de la redacción de esta entrada del blog, tenía 18 años y un aspecto real de 13 (la genética en mi familia es espectacular)... y no conocía el por qué no pude recordar ninguna técnica aprendida. Es un 'programa' de nuestro cerebro que he explicado en la barra lateral en mi mensaje de bienvenida y que aparece descrito también en otra entrada).
La rapidez, los reflejos y sobre todo, la claridad y agilidad mental...son más importantes que el método concreto de defensa que vayas a emplear. El estar alerta, suele ser muchas veces suficiente (quédate, por favor, con esto, también). Suficiente para sorprender al que te quiere sorprender, precisamente porque cree que tú no estás pensando en nada de eso...y acaba siendo él, el 'invitado' de honor...a la fiesta sorpresa que, amablemente, te había preparado.
Estos dos delincuentes, pringados, nunca pensaron que una persona de bien, un adolescente con cara de niño bueno...iba a reaccionar así. Ni ellos lo pensaron...ni, créeme, yo tampoco.
(Esto que vas a leer a continuación, lo escribo mucho tiempo después; muchos años después; hasta ahora no había querido contar toda la experiencia, para animarte a enfrentarte en una situación desfavorable, antes que rendirte, como suele pasar, por miedo. Pero quiero continuar hoy con lo que pasó después, porque creo que es más importante que lo que acabas de leer.
Si hubiese pensado en la posibilidad que voy a relatar ahora - en el juego del ajedrez, y en cada partida en concreto, hay que pensar en todas las posibles jugadas -tuyas y del adversario- antes de mover -, por muy disparatadas que te parezcan... seguramente les habría dado el dinero que me pedían. Pero en aquel momento olvidé un detalle; un sólo detalle que me podía haber costado la vida. Pero me pudo mi inexperiencia, juventud, y mi decisión vital de masacrar a los que abusan de los demás por sistema; sea de mi o de cualquiera. Es más, te voy a contar un secreto que no les conté a los atracadores: en el momento de su altruista acción, NO LLEVABA UNA SOLA MONEDA ENCIMA, ya que había gastado lo que llevaba horas antes. Se lo podía haber dicho...y fin de la historia. Mi reacción fue únicamente una cuestión de honor; una lección para los indeseables; un aviso a maleantes, de que ya no lo van a seguir teniendo tan fácil. Para que se lo piensen dos veces, antes de meterse con la gente de bien. Hoy me alegro de todo, aunque fui un inconsciente. Pero desde arriba, me protegen. Siempre lo han hecho.
Aún así, ya sabes: "el cementerio...esta lleno...de valientes", así que...tú misma).
...
Pero ¡cuidado! ¿Qué pasó acto seguido en ese vagón...? Pasó que esa gente se subió al tren, pero no iban solos, sino cobijados dentro de su banda de indeseables; dentro de su piara de cerdos; banda, que apenas unos minutos antes, había visto desde el tren, cuando se subieron en un vagón lejano al mío, en la estación de Recoletos, en Madrid; dato importante que olvidé, debido a que el cerebro, en situación de supervivencia, simplemente... ACTÚA. Y pasó... que, con los dos delincuentes en el suelo... se abrió la puerta que comunicaba mi vagón con el otro y apareció el resto de la manada de la película 'la Naranja Mecánica'. Me quedé blanco; se me secaron de repente la boca y la garganta; todavía lo recuerdo. El tren estaba en marcha, no había escapatoria. Comprendí en ese momento, que había llegado mi día.
(Te voy a pedir un favor, porque aunque el tono de esta entrada está siendo sarcástico porque estoy, evidentemente, con vida (año 2023), esto que te cuento ya no va en broma...)
De repente vi aparecer al monstruo ese que no cabía por la puerta (tuvo que agachar la cabeza para pasar por esta y acceder al vagón donde me encontraba); debía ser el líder de esa piara de cerdos. Vi aparecer a esa 'cosa', a esa masa informe con tachuelas, y a todo su séquito detrás, observando a sus colegas en el suelo del vagón, preguntando qué había pasado, a los delgados y apocados chinos que se encontraban más cerca de él, al lado de la puerta, totalmente 'incrustados' en sus asientos sin decir esta boca es mía, y a los que miró antes que a mi. Los chinos se hicieron los suecos (sí, sé que esto te vuelve a colocar en ese sarcasmo del que te he querido sacar, pero es que no lo puedo evitar...), encogiéndose de hombros, mirándoles con sus caras descompuestas de terror y sumisión. Así que la ecuación, incluso para ese evidente cerebro de mosquito, sólo tenía una incógnita: ¿quién?...y una solución: el chaval del fondo: yo. Fin de la partida.
Pero ¡cuidado! ¿Qué pasó acto seguido en ese vagón...? Pasó que esa gente se subió al tren, pero no iban solos, sino cobijados dentro de su banda de indeseables; dentro de su piara de cerdos; banda, que apenas unos minutos antes, había visto desde el tren, cuando se subieron en un vagón lejano al mío, en la estación de Recoletos, en Madrid; dato importante que olvidé, debido a que el cerebro, en situación de supervivencia, simplemente... ACTÚA. Y pasó... que, con los dos delincuentes en el suelo... se abrió la puerta que comunicaba mi vagón con el otro y apareció el resto de la manada de la película 'la Naranja Mecánica'. Me quedé blanco; se me secaron de repente la boca y la garganta; todavía lo recuerdo. El tren estaba en marcha, no había escapatoria. Comprendí en ese momento, que había llegado mi día.
(Te voy a pedir un favor, porque aunque el tono de esta entrada está siendo sarcástico porque estoy, evidentemente, con vida (año 2023), esto que te cuento ya no va en broma...)
De repente vi aparecer al monstruo ese que no cabía por la puerta (tuvo que agachar la cabeza para pasar por esta y acceder al vagón donde me encontraba); debía ser el líder de esa piara de cerdos. Vi aparecer a esa 'cosa', a esa masa informe con tachuelas, y a todo su séquito detrás, observando a sus colegas en el suelo del vagón, preguntando qué había pasado, a los delgados y apocados chinos que se encontraban más cerca de él, al lado de la puerta, totalmente 'incrustados' en sus asientos sin decir esta boca es mía, y a los que miró antes que a mi. Los chinos se hicieron los suecos (sí, sé que esto te vuelve a colocar en ese sarcasmo del que te he querido sacar, pero es que no lo puedo evitar...), encogiéndose de hombros, mirándoles con sus caras descompuestas de terror y sumisión. Así que la ecuación, incluso para ese evidente cerebro de mosquito, sólo tenía una incógnita: ¿quién?...y una solución: el chaval del fondo: yo. Fin de la partida.
Creía que había ganado...pero con esa jugada no conté. Hoy, con mis estupendas dotes de persuasión, tranquilamente le hubiese hecho creer a la cosa esa, que el agresor de sus pobres amigos, se había marchado hacía tiempo de ahí (¿esa es buena, eeh?). Pero en aquel momento, no tenía esa experiencia vital, así que, continúo con lo que sucedió...
Nos separaban unos diez metros; sin perder un segundo, salté sin pensarlo hacia el vestíbulo de entrada y salida de viajeros que tenía a mis espaldas. Pero no podía salir; el tren como te he dicho, estaba en marcha. Nunca he querido esfumarme o desvanecerme de ningún sitio como de aquel vagón que tantas otras veces me había traído y llevado sin problemas. Nunca tanta impotencia. No tenía salida y me iban a destrozar.
Faltaban diez segundos para que me diesen caza como a un ratón en una bañera con agua...
Nueve, ocho... y las consecuencias iban a ser fatales.
Siete, seis...y mi mente no podía encontrar una solución al problema que tenía en frente. No podía...porque no existía; y lo sabía; era perfectamente consciente. Se acercaban. Estaban en frente. Pensé primero en dialogar. Rápido comprendí que con estos tipos, y dos de ellos en el suelo, no era la mejor opción, así que sólo me quedaba una: Volver a repartir pizzas con pepperoni, pero esta vez, sabía que no iba a tener para todos.
Se me habían escapado dos jugadas posibles: que eran parte de un grupo...y que estaba encerrado en un tren.
Dos...uno...
¡El tren se detuvo y se abrieron las puertas!¿Recuerdas que había dicho que formaba parte de un club...?
Había llegado a la estación de Atocha. Bajé dándole gracias, como pocas veces en mi vida hasta aquel momento. Supongo que ya sabrás a quien, ¿verdad? Claro, al fundador de mi club.
¡El tren se detuvo y se abrieron las puertas!¿Recuerdas que había dicho que formaba parte de un club...?
Había llegado a la estación de Atocha. Bajé dándole gracias, como pocas veces en mi vida hasta aquel momento. Supongo que ya sabrás a quien, ¿verdad? Claro, al fundador de mi club.
Era casi medianoche cuando salté a ese andén. Fui el único que lo hizo en esa estación, fantasma a esas horas. Miré rápido a uno y otro lado para comprobar que ningún indeseable se bajaba. Se cerraron las puertas. El tren partió de nuevo hacia no sabía dónde ni me importaba.
Mientras caminaba, cual cowboy victorioso en un solitario plano final de película del oeste, observaba de reojo partir al tren, a estos indeseables mirándome con ganas, apoyando sus sucias caras y antebrazos, en los sucios cristales .
Sonreí eufórico, como pocas veces.
Creo que nunca me habías regalado algo así.
Gracias...Amigo.
HISTORIADORES SUDAMERICANOS DESTRUYEN la INVENTADA LEYENDA NEGRA ... sobre ESPAÑA
Historia creada por los europeos, que nos tenían y tienen mucha envídia, y con la que han sido educados los propios centro y sudamericanos. Es hora de despertar a los engañados...
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